martes, 4 de octubre de 2011

Confidencias musicales

En mi casa no había un piano. No pasé mi infancia entre discos de vinilo, ni tampoco teníamos fonola. No sonaban tangos, ni siquiera recuerdo sonidos ambiente de radio alguna. Llegan a mi memoria (que no suele ser una fuente fidedigna) tres cassettes que mis hermanas adquirieron cuando comencé a prestarle atención a la música: ‘Más cerca de la vida’ de César Banana Pueyrredón, ‘Yo te avisé’ de Los Fabulosos Cadillacs y ‘Joyride’ de Roxette. Sí, así me inicié en la música. Nada de Beatles, Floyd, Purple, Stones ni AC/DC. Tampoco Serú Girán, Gieco ni Abuelos de la nada. No sé de dónde saqué esta necesidad, pero hoy no puedo estar sin música. Dediqué mi adolescencia a disfrutar shows de grupos que ganaban popularidad con sus primeros estadios como Los Piojos y La Renga. Y de ahí a viajar hacia atrás en el tiempo, a investigar por qué estas bandas eran lo que estaban llegando a ser, sus influencias, sus antecesores. A imaginarme el contexto en que cada disco era grabado, a situarme en cada década para intentar comprender las obras en su integridad. Fue hace pocos años, fue hace mucho tiempo. No existía internet, y por ende tampoco google ni descargas de archivos en formato ‘emepetres’. Desperdicié cantidad de visitas internacionales en los ’90 por mi falta de cultura musical, aunque un poco de eso pude remediar en los últimos tiempos. Disfruto innumerables interpretaciones en castellano, escuchando a aquellos que en sus letras dicen cantidades de frases y palabras que me hubiesen gustado escribir. Al inglés supe mantenerlo apartado hasta que me sentí maduro para entenderlo, y es el día de hoy que continúo conociendo bandas y artistas grandiosos de todos los tiempos. Me alegro cuando puedo ser partícipe del progreso de grupos a los que acompañé desde sus comienzos, me llena de satisfacciones ver al público que asiste a los conciertos. Es cuestión de abstraerse por un instante del recital y mirar hacia los costados, todos unidos por la misma causa, todos tratándose por un rato como miembros de una gran familia. Hoy considero ser poseedor de una apertura mental necesaria para saborear casi todos los estilos en su tiempo y forma, aun sabiendo que queda mucho por ser descubierto. Pudiendo elegir entre tantas frases para terminar este texto, finalmente decidí resumirlo en este pedacito de estrofa del tema ‘Juntos’, de Pampa Yakuza: ‘Ritmo, inspiración, navegando al interior, como son todos los días, siete notas en busca de la armonía’.

No hay comentarios:

Publicar un comentario