viernes, 29 de julio de 2011

El principio

Aves de patas largas con cuellos largos y delgados amanecen en el jardín, toda una novedad para alguien que siempre vivió en departamentos. Seis cuadras hacia un lado, el mar, diez en dirección opuesta, el trabajo. La ciudad está desierta cuando salgo temprano, aunque el reloj indique que en realidad no es tan temprano. Y vuelve a descansar cuando el sol anuncia el mediodía, para que el almuerzo pueda acontecer en familia. No es el paraíso, lejos está de serlo, pero tiene mucho de aquellas viejas épocas que tantos añoramos. Hay tranquilidad y movimiento, ¡chicos jugando al aire libre! Trámites rápidos y hasta la sucursal de un banco sin custodia, impensado en estos tiempos. Ilusión, incertidumbre, y un sueño cumplido que ahora hay que alimentar y sostener con hechos.