viernes, 30 de septiembre de 2011

Humor suicida...

Junto al cadáver de un suicida se encontró una carta explicatoria diciendo:
"No se culpe a nadie de mi muerte. Me quito la vida porque dos días más que viviese sería mucho martirio: Tuve la desgracia de casarme con una viuda. Esta tenía una hija. De haberlo sabido, nunca me hubiera casado con ella. Mi padre, para mayor desgracia, era viudo y se enamoró y se casó con la hija de mi mujer. De manera que mi mujer era suegra de su suegro. Mi hijastra se convirtió en mi madrastra y mi padre al mismo tiempo era mi yerno. Al poco tiempo, mi madrastra trajo al mundo una niña que era mi hermana, y a la vez era nieta de mi mujer, de manera que yo era abuelo de mi hermana. Después, mi mujer trajo al mundo un niño que, como era hermano de mi madrastra, era cuñado de mi padre, nieto de su hermana y mi tío. Mi mujer era nuera de su hija, yo soy en cambio padrastro de mi madrastra, y mi padre y su mujer son mis hijastros, mi hijo es mi bisnieto y tío de su tía. Además, yo soy mi propio abuelo. En fin, me despido de este mundo porque no sé quién carajo soy".

(Texto que llegó vía mail a la casilla de mi madre, si es que es mi madre, porque creo que terminé por confundirme yo también).

martes, 20 de septiembre de 2011

Por estos días...

Mucho sol. Poco viento. Menos frío. Jardín verde, de a poco floreciente. Aire puro. Pinocha. Rastrillo. Pelota de fútbol. Pelota de rugby. Playas vacías, placenteras. Gaviotas. Pescadores. Más día. Menos noche. Más turismo. Más visitas. Compañía. Libros. Música. Películas para niños. Muchos niños. Risas. Sonrisas. Diversión. Buen humor. Trabajo. Paciencia. Optimismo, siempre. Ilusión... Lo mejor está llegando.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Poder Judicial, algo no funciona

No me lo contaron, me sucedió a mí. Ayer nomás, y todavía no salgo de mi asombro. Será porque es una situación que no se vive con frecuencia en el común de la gente, y quizás para los involucrados que se desempeñan allí es moneda corriente. Cortito y al pie, me pidieron que sea testigo en un juicio laboral, para lo cual viajé casi 400 kilómetros, y luego de tres horas de espera (literalmente) la audiencia no se llevó a cabo porque uno de los tres jueces que integran el tribunal en San Isidro se jubiló hace algunas semanas atrás y no consiguieron un reemplazo para su puesto. No comprendo nada del tema y algún entendido podrá corregir lo recién escrito, pero los hechos así sucedieron y emprendí el viaje de regreso con la sensación del tiempo mal gastado (familiares abstenerse a las quejas, hablo del tiempo en tribunales, no del día entero). Si en un caso tan simple como debería ser este, la justicia actúa de esta manera, debo convencerme de que algo no funciona correctamente...