martes, 25 de enero de 2011

Distancias insalvables

No puedo llegar a odiarte, tan solo porque hace tiempo decidí tachar la palabra odio de mi vocabulario, pero sabrás que estás en mi lista de indeseables y quería dejarlo asentado en algún lugar. No soy quien para juzgar a quienes te crean necesario, intento no entrometerme con los que te sientan indispensable, pero no me pidas que te acepte porque nunca lograrás encontrar un espacio en mi vida. El problema es contigo solamente, ya demostré que puedo convivir con otros de tu especie, aunque mi decisión final haya sido no ser parte de la comunidad que los contiene. El problema es con vos solamente, porque esos primeros aires del día no merecen que nadie los perturbe ni ahuyente. Porque hay pocos momentos tan lindos como la brisa fresca del alba acariciando los rostros, suaves delicias sobre la cara. Por eso te digo a vos, para nada estimado y siempre nauseabundo cigarrillo matutino, que por más intentos que hagas a través de terceros de acercarte a mí cada mañana, nunca llegaremos a un acuerdo ni encontraremos manera de resolver nuestras distancias.

martes, 18 de enero de 2011

Cumpleaño (sí, sin "s")

Un año, 365 días, muchísimas horas. Llegó chiquito, indefenso, y enseguida encontró en nuestros cuerpos su paz y tranquilidad. Se entregó, se dejó llevar. Comenzó a sonreir, a soñar. No faltaron sus pesadillas, entonces también lloró. Nos hizo entender que es totalmente dependiente, y aprendimos la necesidad de estar detrás de él. Reímos juntos y a carcajadas, jugamos, nos sentimos desafiados, nos retamos. Conoció el frío y el calor, la ciudad, la playa y el mar. Comprendimos que ya no vivimos por nosotros solos, ahora vivimos también por y para él. Continúa la inocencia, persiste la ingenuidad, ojalá por mucho tiempo más. Un año, 365 días, muchísimas horas. Ya está grande, gigante. De a poco da sus primeros pasos, aunque pareciera que ya dio muchos y a ritmo agigantado. Nos enseña todo el tiempo, aunque en oportunidades no seamos capaces de aprender. Hoy ya comprendí que en su cuerpo está mi paz y tranquilidad, me entregué, me dejo llevar, ahora dependo de él. “Una sonrisa, una mirada, una caricia en la suavidad de su piel. Un silencio, una carcajada, un llanto en la madrugada. Sonidos que dicen mucho sin decir nada. Ser el motivo de los quehaceres, el pensamiento único de mi ser. Me lo dijeron una y lo escuché mil veces, recién ahora entendí porqué...”. (Vivir para entender, este blog, 05/05/2010).

lunes, 17 de enero de 2011

Carteles

La reunión se llevó a cabo en algún lugar, nadie supo nunca donde. Pero sí trascendieron algunos acontecimientos de aquella noche única. “Bienvenidos” y “La casa se reserva el derecho de admisión” fueron los encargados de recibir a todos los invitados. “Vos siempre tan cordial, y vos tan selectivo… ¡no cambian más!”, les dijeron en varias oportunidades los que iban llegando al recinto. El primero en arribar fue “Velocidad máxima permitida 130”, un poco despeinado pero contento, porque la ansiedad por ser parte de esa fiesta lo tenía sin dormir desde hacía semanas. Es que sabía que allí se iba a encontrar con todos, harto de estar siempre en soledad al costado de algún camino. ¿El último en llegar? Por supuesto, “Despacio, niños jugando”. A paso lento, delicado, recién se dejó ver cuando en los parlantes sonaron los temas finales de la velada. Porque claro, la música hizo caso omiso a la señora que pedía silencio constantemente ya que todos sabían que no había ningún hospital cercano, y así pudieron bailar durante horas sin parar. “Rotonda” fue la responsable de armar las rondas en cada estribillo de las canciones de los Auténticos Decadentes, y “Prohibido estacionar y detenerse” logró mantener en movimiento a todos los presentes durante la extensa reunión. En un rincón del salón, un grupo de niños salidos del “Zona de escuela” se entretuvo con sus maletas, mientras afuera esperaron comiendo tranquilos gran cantidad de “Animales sueltos”. “Prohibido fumar” se encargó de mantener el ambiente libre de humo, y “Contramano” se mudó de puerta en puerta de cada baño para evitar confusiones, ya que “Hombres” y “Mujeres” decidieron disfrutar del acontecimiento y olvidar por un día sus puestos de toda la vida. Por su parte, “Cruce de peatones” acaparó la atención de varios contando una historia que concluyó algo así: “… Y entonces yo soy uno de los cuatro fantásticos, yo soy un Beatle en Abbey Road, por eso mi estampa es como ustedes la conocen”; pero muchos rieron al escuchar ese remate y sólo unos pocos se mostraron crédulos a semejante final. Cuando los primeros rayos del sol hicieron su aparición, “Mano única”, “Curva a la derecha”, “Curva a la izquierda” y “Precaución, calzada resbaladiza” se ubicaron en las diferentes salidas indicando a cada uno hacia dónde debía dirigirse para regresar a su casa. Fue hace mucho tiempo, pero es hasta el día de hoy que todos recuerdan esa noche con emoción y alegría. Dicen que así fue la fiesta de los carteles, esos que siempre nos cuidan y en reiteradas ocasiones son ignorados, esos que tuvieron su momento único y por ahora irrepetible en algún rincón del mundo.

sábado, 8 de enero de 2011

Disfraces

La situación cambió cuando él se puso el traje de víctima en el asunto. Como esas vueltas de tuerca inesperadas, como esos finales de películas en que el asesino resulta ser el que pinta de más bonachón tiene entre todos. Pero él... Había traicionado a la confianza de Roberto, su amigo eterno desde la infancia, lo había engrupido como a un niño, chamuyado, estafado, se había borrado. Y luego de muchos años, cuando Roberto, de paciencia agotada, se encargó de hacer pública la causa ya transformada en anécdota, el acusado se apoderó del banquillo de la víctima para confundir a los jurados. “¿Así que andás diciendo cosas por ahí vos? ¿Creés que yo soy chorro, me llamás estafador? ¿Te pensás que me vas a quemar en mi barrio con tus mentiras?”. A los gritos, de una vereda a la otra. “A quien quieras preguntale. ¡Jamás me quedé con un centavo de nadie, mirá si me vas a hacer mala fama vos, caradura! Los cafés que te habré invitado, los asados, mis cigarrillos que habrás fumado, y así me lo pagás, difamándome ante cualquiera que se te cruce por delante”. Los vecinos, atraídos por los gritos, ya miraban con desconfianza a Roberto, enemigo del escándalo público, cultor del perfil bajo. “¡Atorrante! ¿Cómo se te ocurre? Habrase visto tanta insolencia…”. Y lentamente comenzó su retirada, pidiendo permiso entre la gente, con cara indignada, murmurando palabras en tono bajito para los más cercanos. Roberto escuchó inmutado en su banquito, mate en mano, sin emitir palabra alguna. Resignado a una causa perdida, no tenía más pruebas que las que su memoria guardaba. Fue la última vez que lo vio, sólo había regresado para llevarse un par de cositas que le habían quedado en esa, su casa vieja que estaba ahí enfrente. Desapareció en la segunda esquina, cuando el coche siglo XXI puso rumbo a su nueva vida, la que había adquirido gracias al billete de lotería que juntos los dos compraban desde chiquitos, cuando la primera monedita había caído en sus manos y con ilusión eligieron esos números que hasta un día jugaron. Luego sí Roberto se levantó, largó unas sonrisas gracias a algunas morisquetas que una de sus inocentes nietas propinó, y se encausó al trabajo nocturno en el cuartel de bomberos del barrio.

jueves, 6 de enero de 2011

Cuba

Leer el blog Generación Y es una experiencia que todos deberían realizar alguna vez en su vida. Criticar para bien o mal al régimen cubano desde afuera resulta muy sencillo, pero revisando la carta publicada en el post que aquí direcciono podemos entender que quizá estemos muy lejos para comprenderlo. Incluso vale la pena prestar atención a algunos comentarios de sus seguidores, politizados en un gran porcentaje porque encuentran allí un lugar de libre expresión masivo. Me produjo el sentimiento de haber viajado atrás en el tiempo, como no podía ser de otra manera.

miércoles, 5 de enero de 2011

Caminos

Que el punto de llegada sea siempre el mismo no implique que haya que trazar igual recorrido día a día por un solo camino. Que cambien las calles, nuevos paisajes, otras arquitecturas, árboles que siempre merecen ser vistos. Imprimir infinitas huellas para que algún mañana, al repetir el viaje, sintamos cuánto ha crecido todo aquello que en un rincón de nuestra memoria quedó resguardado.

Nuevas reglas

De golpe la discusión pasó a ser por una palabra y se dividió entre los que opinaban que se escribía con be y aquellos que votaban por uve. Luego de largo rato sin llegar a un acuerdo, prosiguieron con el guion establecido. En el papel del exjugador, solo él podía interpretar de manera correcta a ese truhan mánayer lleno de pirsins en su cuerpo.

Los cambios realizados por la Real Academia Española parecieran confirmar aquél dicho que reza: “Si no puedes con ellos, únete”.