sábado, 25 de febrero de 2012

Tragedias, redes sociales y Tango feroz

Quizás no me acostumbre del todo todavía, pero el uso de las redes sociales como sitio de reflexión me genera muchísimo ruido (y desde aquí yo lo critico, vaya paradoja). Me cuesta leer como todos tan livianamente vuelcan pensamientos tan profundos, inspiradores de cambios y revoluciones, pero que mueren ahí, en sus teclados y muros. A las palabras, por más que hoy facebook o twitter las archiven por mucho tiempo, se las sigue llevando el viento... Vino a mi mente una de las últimas escenas de la película Tango feroz, cuando el protagonista Tanguito ya estaba internado en el manicomio y su grupo de amigos se reunieron en una mesa a charlar sobre la situación:

A - Yo voy a verlo siempre. Me siento enfrente de él y le hablo, le hablo, le hablo y nada. Está como muerto.
C - Deben estar haciendo experimentos con él. Siempre experimentan con los que no tienen a nadie que los pueda reclamar.
B - Nos tiene a nosotros…
A - Nosotros… ¿Vos fuiste a verlo?
B - No, no puedo, me dan miedo los manicomios…
A - Bueno, ¿para qué nos llamaste? ¿Para que le demos tus saludos?
B - Yo pensé que tendríamos que hacer algo por él…
C - ¿Como qué?
B - No sé, una solicitada…
D - ¿Una solicitada por un desconocido? Si fuera famoso… Pero no lo conoce nadie. ¿A quién le importa Tango? – con una sonrisa en sus labios.
E - ¿De qué te reís hijo de puta? ¿De qué te reís hijo de puta?
C - Tiene razón, lo dice de un modo jodido, pero tiene razón.
D - A ver viejo, ¿vos qué mierda hacés por Tango? ¿Y vos? ¿Y vos? Yo le hice ganar guita cuando estaba preso, si él estaba loco y no la quiso no es culpa mía. ¿Y vos qué mierda hacés? Yo soy el hijo de puta… ¿Qué mierda hacés vos para creerte que sos mejor que yo? ¿Qué mierda hacés?

¡Llegó la Orsai #5 a Pinamar!

A degustar la primera publicación del año, que con unos días lógicos de retraso llegó hasta mis manos. La primera nota es una entrevista realizada por Héctor Llanos a Peter Jenner, que tiene en su currículum nada menos que haber sido el primer mánager de Pink Floyd. La nota ronda sobre la actual situación de las compañías discográficas y su lucha contra las nuevas tecnologías, y un párrafo entre tantos me gustó para transcribir:

"En mi juventud, en los sesenta, comprabas un disco, lo escuchabas varias veces, invitabas a tus amigos a casa a que descubrieran tu nueva joya, intercambiabas... Era como un ritual. Pero ahora todo lo tienes a un clic y pasas de una cosa a otra en apenas segundos. Es una relación más casual la que se tiene ahora, aunque la música siga siendo importante. No está tan relacionado con la pasión coleccionista ni el oyente se involucra tanto. Un dico es en estos días solo un elemento más para definir la identidad en plena fiebre de las redes sociales. La gente siente la necesidad de mostrar continuamente su personalidad deseada a través de los periódicos que lee o las revistas o las canciones que escucha... Es como si compráramos pantalones, ¿qué tipo de pantalón eres? Y así envías un mensaje a la gente".

Además, los pies de página están a cargo de Santiago Vallesi (@mic_y_mouse) y entre sus primeros aportes se encuentran:
- "Me resisto al cambio, prefiero billetes grandes".
- "Si sos una persona transparente, es muy posible que te lleven por delante".
- "¿A qué habrá destinado mi memoria el espacio que antes ocupaban los números de teléfono?"

Simplemente me encantó.

lunes, 20 de febrero de 2012

Participación en Time Killer, Capítulo XIX

Un nuevo encuentro para hablar de tiempos muertos, y mi humilde aporte con un Cuento Deportado, como ya vengo acostumbrando. Time Killer, lunes 18hs en FM Simphony 91.3Mhz.

"Durante nuestra época de verano, es moneda corriente encontrar en ciudades como Pinamar carreras de nado en aguas abiertas. Pero hay una en particular que se lleva todas las miradas, una en la que todos quieren participar. Es la que se realiza hacia fines de febrero, y consiste en llegar hasta una boya que se encuentra a unos mil metros de la costa. No es una boya cualquiera, y no está siempre en el mismo lugar. Desde que se disputó la primera carrera, hace ya veintitrés años, sólo cuatro nadadores lograron el objetivo, pero cada uno de ellos desapareció a la semana siguiente de haber obtenido el triunfo. ¿Por qué entonces se inscribe gente de cualquier rincón del planeta, si una victoria implicaría no estar más en este mundo? Pues cuenta la leyenda que al llegar a la boya misteriosa, un número de cuatro digitos es revelado, una clave con la cual luego el organizador de la competencia te indica la sucursal del Banco a visitar (ni siquiera eso se sabe con certeza, algunos afirman que es el Provincia, otros el Patagonia y muy pocos el Nación). Y dentro de esa caja de seguridad está el mapa, el camino al paraíso, a la felicidad, el lugar que todos los amantes del agua quieren habitar, Atlántida, la isla que aún hoy muchos creen perdida. Dicen también que la entrada a la Atlántida le será negada a todo aquél que revele su secreto más preciado: su ubicación en este mundo. Para este año hay más de treinta mil inscriptos, casi llega al record del verano 2001/2002, pero en aquella oportunidad hubo una cantidad de argentinos que querían huir impresionante. En esta ocasión prevalecen los participantes de nacionalidad griega, llegan casi al sesenta y cinco por ciento".

viernes, 17 de febrero de 2012

Participación en Time Killer, Capítulo XVIII

El siguiente cuento (con un guiño futbolero) fue leído al aire en la última transmisión de Time Killer, que va los lunes a las 18hs por FM Simphony 91.3Mhz. Problemas técnicos no permiten escuchar el capítulo completo, pero aquí una parte aportada por quien escribe...

"El premio era una bicicleta. Se inscribieron una gran cantidad de chicas y chicos, y todos se prepararon para hacer el mejor papel posible. Es que hoy la mayoría tiene bicicleta, pero en aquél entonces era un lujo, privilegio de unos pocos. Todos sabían que la carrera iba a ser difícil, muy difícil. Había que correr a una velocidad determinada, si por algún motivo disminuías el ritmo podías ser chupado por el espacio y quedar flotando en el universo por muchísimo tiempo hasta que alguien te puediese rescatar. Pero el premio lo valía, por eso ningún padre se opuso en ningún momento a que participen sus nenes (porque eran nenes, ninguno superaba los siete años). Recuerdo que durante los días previos, en Saturno veías chicos corriendo por todos lados a cualquier hora. Algunos se cronometraban, otros se medían las pulsaciones, unos pocos lo hacían detrás de una pelota. Todos se entrenaban a conciencia para el día de la carrera. Y el día llegó. Y la gente se acercó hasta el borde del planeta con sus largavistas para no perder detalle. Porque la pista de atletismo, en Saturno, son esos anillos que se ven desde la tierra, esos que descubrió Galileo Galilei una vez hace mucho tiempo. Lo que no imaginó él es que esos anillos podían servir de carriles para unos jóvenes corredores, pero sí, sucedió así. Ochenta días duró la vuelta a Saturno. De los 946 participantes llegaron sólo la tercera parte, y el premio mayor fue para Sergio, un enano de 5 años que corrió por el andarivel del medio a ritmo parejo. La alegría de Sergio por su premio fue tan grande que empezó a viajar de planeta en planeta con su bicicleta, orgulloso la mostraba en cuanta oportunidad se le presentaba. Por acá anduvo, algunos dicen que hasta lo vieron con la camiseta de Boca y otros con la de Huracán. La bicicleta de Saturno, dichosos aquellos que alguna vez la pudieron observar".

jueves, 9 de febrero de 2012

Participación en Time Killer, Capítulo XVII

El siguiente cuento pudo escucharse al aire el pasado lunes, durante la emisión de Time Killer por FM Simphony 91.3Mhz. Para escuchar el programa completo, pueden hacer click aquí.

"Esperaron que se despeje la zona, que el sol baje un poco y marcaron cuáles iban a ser los límites de los arcos. Un grupo adolescente con mate y guitarra en mano hacía de línea lateral a un lado, el mar era la referencia del otro. Empezaron jugando siete contra seis, con la esperanza que se sume algún otro, pero a los tres minutos el Adrián le pegó feo a la bocha y el pie se le infló como un globo, así que emparejaron la cosa. Con el naranja del atardecer, el lugar se había puesto paradisíaco para disfrutarlo a pleno, sin embargo la situación se puso complicada en cuestión de segundos. Primero fue un barrilete que cayó en picada y pegó con toda su furia en la jeta del Turco, que terminó con unos hielos sobre su ojo izquierdo. Después fueron a pelear una pelota cerca de la orilla entre Rodolfo y el Colo, pero este último no vio un pequeño cangrejo que estaba saliendo del agua y lo pisó, sintiendo la tenaza del bicho incrustándose en su tobillo. Ante los gritos de dolor y desesperación (porque el Colo es bastante cagón cuando ve sangre), un perro que pasaba justo a su lado lo cazó a Rodolfo de las nalgas, seguramente creyendo que éste lo estaba atacando al otro y saliendo en su defensa. Como era un perro playero, de esos que no tienen dueño, el Rodo se tuvo que ir corriendo a la clínica para darse las vacunas correspondientes; a esta altura eran cuatro contra cinco, y cada tanto intervenía el perro corriendo dentro de la cancha. Por último la cosa se puso fea cuando un pelotazo dio de lleno en la guitarra de los del grupo del costado, justo cuando todos coreaban “todo sigue igual” de Viejas Locas. El Tano se acercó a buscar la bocha y un rolinga lo increpó al grito de “qué te pasa, sos cumbia vos?”, al mismo tiempo que una chica con flequillo le revoleaba el mate amargo por la cabeza. Los que quedaban en cancha saltaron a defender al Tano, pero otras chicas que estaban en la ronda se pusieron bravas y los corrieron a las patadas y los arañazos. Finalmente uno de remera blanca dejó el faso, le dio tremendo zapatazo a la bola logrando traspasar la primera rompiente, decretando así el partido suspendido…"