miércoles, 5 de mayo de 2010

Vivir para entender

Una sonrisa, una mirada, una caricia en la suavidad de su piel. Un silencio, una carcajada, un llanto en la madrugada. Sonidos que dicen mucho sin decir nada. Ser el motivo de los quehaceres, el pensamiento único de mi ser. Me lo dijeron una y lo escuché mil veces, pero recién ahora entendí porqué...

Las cosas, en cualquier ámbito de la vida, recién cuando le suceden a uno mismo encuentran la trascendencia real que pueden contener.

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