martes, 18 de mayo de 2010

Ríos de memorias

Solíamos navegar seguido, creo que hasta finalizar mi adolescencia duraron esas travesías. No existían conversaciones, no parecían necesarias. Las palabras sucedían pero no conformaban una charla duradera, o quizá sí, pero a nuestra manera. Con miradas, sonrisas, expresiones marcadas. Era su lugar en el mundo. Paradojas de la vida, su "cable a tierra" estaba en reposar sobre el agua. Hubo paseos cortos y viajes largos, de hombres solos, aunque más de los otros acompañados. Pasaron años. No me di cuenta, lo fui abandonando. Encontré otras distracciones, con naturalidad me fui alejando, y quedó solo en esos sueños hechos realidad en la naturaleza de un frondoso Delta cautivante. Ni él me culpó ni yo me hice cargo, pero a la distancia extraño mientras doy cuenta de cuánto lo he disfrutado.

1 comentario:

  1. Cómo extraño leerte . Dale, seguí. Esta bueno el camino.

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