sábado, 6 de agosto de 2011

Los desequilibristas

Todos, absolutamente todos, con práctica, perseverancia y voluntad deberíamos poder caminar sobre una soga sostenida a unos centímetros del suelo sin caernos. Claro que casi ninguno de nosotros lo intenta, entonces cuando encontramos a alguien que sí lo hace nos gusta sorprendernos. Conclusión, los equilibristas son minoría. Y el resto, “los desequilibristas”, nos encargamos en muchas oportunidades de soplar fuerte desde un costado para intentar voltearlos. Porque sincerémonos, ¿qué espera ver la gran mayoría cuando el hombrecito allá arriba llega a la mitad del recorrido, que lo concluya o caiga al vacío? Esto pensaba anoche, cuando me dispuse a ver un programa de televisión en el cual estaba invitado un grupo musical amigo. Me refiero a “678”, emitido por la Televisión Pública. Para este ciclo, todo es color blanco cuando se debaten temas oficialistas, y gracias al archivo y al poder de las ediciones dejan muy mal parado a todo aparato opositor. En contraposición están el resto de los analistas políticos, con la señal TN y el Grupo Clarín como principales referentes y para quienes todo es color negro cuando de examinar al actual Gobierno se trata. Son muy pocos aquellos equilibristas que ejercen un periodismo objetivo sin el intento de marcar tendencias. Una lástima, uno de los principios fundamentales en la profesión. Difícil se hace entonces para el espectador entender en qué creer, y ahí nace la necesidad de una sociedad educada, coherente y que sepa pensar por sí misma, por supuesto una utopía en estos tiempos. Hay tanta tela para cortar que este texto podría convertirse en un libro. Es que me resultó triste el encontrar en una red social las críticas de los seguidores de esa banda musical amiga, muchos de ellos a disgusto y otros a favor de su participación en el programa oficialista, discutiendo cual hinchas del fútbol tercermundista que no aceptan al prójimo por actuar distinto. No sé ustedes, pero ya opté hace rato dejar de soplar fuerte, practicar e intentar una y otra vez dar pasos sin caer, difícil por cierto. Buscando ese equilibrio que me autorice ser parte de una minoría que quiere ser mayoría, y permitirme soñar con encontrar algún día una generación que no se degenere, y esa utopía antes mencionada se convierta en una linda realidad, por más cursi que suene.

Cursi: adj. y com. Que pretende ser elegante o refinado sin serlo, resultando ridículo.

2 comentarios:

  1. Excelente maifend... vaya por el libro nomás!... acá tiene el primer ejemplar vendido!!!...

    ResponderEliminar
  2. Ah, con seudónimo nuevo! A ver si ese blog cobra nueva vida Cadillacarg!!! Jaja, gracias, quizá no se lo venda y hasta se lo autografíe...

    ResponderEliminar