sábado, 28 de enero de 2012

Vacaciones

No podría decirte cuántas veces hizo el mismo camino, lo delata un surco formado desde la sombrilla hasta la orilla de tantas idas y venidas. Hace caso omiso de las gentes, está en su mundo, se divierte. Se moja donde mueren las olas, se anima un poco más, retrocede. De tanto en tanto se aleja hacia un costado pero vuelve con un llamado. Juega con su pelota o con la que encuentre a su paso que a alguien se le haya escapado. Busca la aprobación con una mirada, se concentra y hace un pozo en la arena, da vuelta su cabeza para saber que no lo han dejado solo, continúa con sus tareas. Advierte la presencia de alguien de su estatura, entonces se acerca, lo busca y lo invita a compartir el momento, su momento. Es libre, es feliz. El sol cae. Cansado, moviendo la cola, camina junto a su dueño y sube al auto de un salto, deseando que aún falte para el día de regreso al departamento en Belgrano.

sábado, 14 de enero de 2012

VHS

Una cinta de videocasete, ¿sabés hace cuánto no veía una cinta de videocasete? Estaba en la bocacalle, sobre la arena, estirada de principio a fin. ¡Cuántos recuerdos! ¿Qué imágenes escondería esa larga y oscura cinta? Un recital quizás, una película tal vez. O una serie de los noventa que alguien grababa de la tele cada semana que se emitía, como hacía mi mujer Agustina con The Nanny. También podrían ser campañas de equipos de fútbol cuando salieron campeones, tengo los de mi querido River de los '90 guardados. O una fiesta de quince, un casamiento. Un casamiento... De una pareja divorciada, en la que él se fue con una más joven, y ella en una borrachera melancólica y un posterior desenfrenado ataque de viernes por la noche agarró el casete, tiró de la cinta y en un acto de liberación la dejó salir por la ventana, y que los recuerdos se vayan con el viento.

Cuarto menguante

Esta mañana, caminando hacia el trabajo, miré hacia el cielo despejado y la luna permanecía inmóvil allí arriba. Rehusaba retirarse, como queriendo disfrutar el día, la playa, la gente. Pienso que los seres de la noche están cada vez más descontrolados, y ella quiere cambiar un poco de ambiente.

"Razones que la razón nunca entenderá"

Son muchas las situaciones que nos resultan imposibles de comprender, más allá que sepamos sobre la existencia de mafias e intereses económicos que nunca llegaremos a descubrir. Antes de viajar hacia acá, eran los integrantes de la Fundación Pelota de Trapo los que despertaron mi atención. Estaban siendo amenazados por delincuentes que no quieren que ayuden a los chicos en situación de indigencia. Sí, así de simple, así de extraño. La organización actúa desde Avellaneda y el último caso que escuché sucedió en San Miguel, cuando amenazaron a una chica persiguiéndola durante varias cuadras. "Dejen a los chicos de la calle donde están", parecía ser el mensaje. Ahora es otra la situación que se sucede en una ciudad con características de pueblo. Resulta que una empresa se dedica a retirar el aceite usado de los bares y restaurantes para reciclarlo, y evitar así que los comercios lo desechen en cualquier parte. Pero hace unos meses que los encargados de la tarea son interceptados en esquinas cualquieras, amenazados y hasta golpeados para que dejen de actuar. Pidieron custodia policial, pero el municipio aparentemente no le encuentra solución a un conflicto que debería ser de sencilla resolución. Sucede a plena luz del día, en pleno centro de un pueblo.

Reunión

Despertó sin reconocer el lugar en que se encontraba. ¿Qué hora sería? ¿Habría dormido solo una noche o todo un completo día? Se incorporó y sintió un mareo importante que la obligó a recostarse de nuevo. Rayos tenues de una luz que ingresaban por una persiana mal cerrada le permitían saber que no sabía dónde estaba. Permaneció inmóvil unos segundos intentando hacer memoria, lo último que recordaba era una reunión en lo de una amiga con muchos tragos de diferentes combinaciones etílicas. ¿Y después? ¿Cómo llegó a abrir los ojos sobre una cama desconocida? El dolor en su cabeza le impedía pensar claramente, pero las dudas empezaron a repiquetear cada vez más fuerte. Estaba desnuda. Y no sabía más nada. Con el correr de los minutos logró sentarse, vislumbrar el amplio monoambiente, descubrir que estaba sola y sin una nota que le brindara alguna respuesta. Levantó las prendas del suelo y se vistió lentamente. Entre sus pertenencias estaba su teléfono celular sin batería. Lloró. ¿Qué había hecho? ¿Con quién habría estado? ¿Qué límites fueron traspasados? ¿Y si estaba embarazada? ¿Y si sus padres la estaban buscando? Cuando salió a la calle se quedó dura, como sin aire. Estaba frente a su casa. Aprovechó que todos dormían la siesta para subir a su habitación y despejar la resaca. Antes de recostarse se asomó para ver a las chicas que vivían juntas en el edificio de enfrente, que de la mano y sonrientes regresaban mirando fijamente hacia su ventana...

jueves, 5 de enero de 2012

Entre nos

Blog, quiero que sepas que no te abandoné, aun te recuerdo con mucho cariño. Este es un paso que estoy dando en mi vuelta a la escritura, tan solo tomé unos días sabáticos. Admito que semanas atrás te engañé con un Word que estoy archivando, pero esa es otra historia, palabras que algún día quizás vean la luz a través tuyo. No te desanimes, no tardaré demasiado en regresar...