miércoles, 16 de febrero de 2011

Expresión creativa

Decía ser artista, aunque los críticos opinaban que sus obras más bien eran “sobras del arte”. Tenía el taller ubicado en el barrio de La Paternal, al cual intentar ingresar en las últimas semanas resultaba complicado. Este hombre de unos 60 años primero se hizo conocido porque era vecino del músico Norberto Napolitano, Pappo, que en muchísimas ocasiones mencionó su nombre y hasta le dedicó un tema que nunca fue grabado. Luego tomó trascendencia pública el día que los noticieros se acercaron hasta su puerta y él salió como testigo de un choque de colectivos fulero, si hasta zafó de un interno de la 166 que casi se mete dentro de la casa. Otra vuelta también ocupó las tapas de los diarios al realizar una huelga de hambre encadenado a la puerta de la Casa de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, por considerar que merecía recibir un subsidio para presentar en Europa unas muestras hechas con chatarra, pero la ayuda económica nunca llegó y terminó unas horas preso por morderle un sandwich de milanesa a un muchacho que pasaba caminando. Ahora hacía tiempo que no llamaba la atención, hasta que los vecinos de la cuadra convocaron a los medios e iniciaron un escrache con cacerolazos. Intentar ingresar a su taller resultaba complicado. Ni siquiera la policía logró adentrarse en aquellas instalaciones en un primer tanteo. Es que en esta ocasión había transgredido ciertos límites. Fue a causa de una de sus recientes inspiraciones que lo llevó a armar una estructura de hierros cruzados que tenía frutas y hortalizas incrustadas por todos lados. Muy colorido en un principio, cuando las altas temperaturas dentro del galpón con techo de chapa hicieron efecto, las diferentes especies literalmente se pudrieron con un consecuente efecto hediondo que alcanzaba un radio de trescientos metros. “El árbol de la vida” lo había titulado, aunque paradójicamente tenía un olor a muerto difícil de ser asimilado. Problemas que surgen al tener el arte un concepto de interpretación tan amplio.

2 comentarios:

  1. era el árbol hediondo!

    a veces el arte es muy difícil de asimilar (o se hace muy difícl convivir con él, como en este caso)

    sería genial que la inspiración no se le aparezca más

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  2. :) Que se exprese de otra manera, no? Y bueno, sobre gustos e intrepretaciones no hay nada escrito!

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