martes, 8 de febrero de 2011

Decisiones maduras

Está ahí desde que llegué al barrio. Ahí, sí, hace tres años en la vereda de la calle España al mil quinientos y pico, en Florida. Y te aseguro que a pesar de conocer su existencia, caí en su trampa muchísimas veces más que una sola vez. En cada ocasión que puse un pie sobre ese juego de baldosas flojas miré primero hacia abajo y luego puteé hacia arriba. Es que encima siempre se las arregló para tener agua escondida en su parte inferior, entonces no faltó oportunidad alguna en que terminé con el calzado mojado. Y no te creas que soy de andar de punta en blanco, lejos estoy del traje y es más, se podría decir que suelo vestirme con lo primero que esté a mi alcance, pero el hecho de andar caminando por ahí y de golpe estar mojado por algo que no sea una hermosa lluvia nunca me resultó agradable. Me costó un tiempo superarlo, hasta que unos meses atrás llegué a la decisión más sabia que cualquier ser humano pensante hubiera tomado, por más drástica que suene y pese a quien le pese: la vereda impar de la calle España al mil quinientos y pico nunca más gozará de mis pisadas. Una deducción lógica, sensata, madura y razonable, ¿no?

2 comentarios:

  1. sabe lo que hay que hacer en esos casos ? Levantar la baldosa en cuestion y ponerla a un costado dada vuelta...asi al proximo no le pasa...

    ResponderEliminar
  2. Entiendo tu punto Seba, pero son más de ocho baldosas seguro eh, ¡no es moco de pavo! Ja, gracias por pasar!!!

    ResponderEliminar